Presos sin asesinato

10.04.2020
Diario El Cronista
Diario El Cronista

Coronavirus y Sociedad


Atacados por un asesino invisible que puede aparecer en cualquier momento, sin pedir permiso sin decir presente transcurren nuestros enigmáticos días en marzo de 2020.

¿Cuántas veces por día debo lavarme las manos, para que este enemigo implacable no me alcance? Ayer pagué $230.- por un alcohol en gel chico. Los oportunistas se hicieron aliados del temible virus.

Podemos ver como la tecnología no siempre es sinónimo de progreso. Porque hoy el ser humano puede recorrer el mundo en un día. En este caso propagando la pandemia. En el siglo XIX se hubiera quedado confinada a China. Hoy la padecemos todos. Pero no es solamente el avión (mi objeto de culto) el propagador de la enfermedad, sino la irresponsabilidad de los seres humanos que invaden el metro cuadrado del otro cuando padecen los síntomas. Se trasladan cuando no deberían. No respetan al otro. No les importa. Estamos frente a un modelo de ser humano moderno pero sobre todo egoísta.

Este nuevo tipo de virus es un fuerte llamado de atención para una sociedad que a nivel mundial sufre carencias emocionales, y de personalidad. Un llamado de atención a que no solo las finanzas o los estilos de gobierno importan, sino que las pautas de conducta social están por encima de todo. Esto lo muestra el hecho de que la enfermedad nos iguala a todos. No importa ser millonario. De nada nos salvará. Solo nos dará un mejor espacio para enfrentar la cuarentena que nos está tocando. Yo puedo estar confinado a un departamento de 80m2. Un magnate puede estar en una estancia arriba de un caballo recorriendo hectáreas sintiéndose libre. Pero está preso igual que yo. Aislado. Sintiendo la igualdad. Porque en el fondo, muy en el fondo todos los seres humanos somos iguales, y no escapamos de nada por haber tenido suerte o coronita. Las enfermedades nos igualan y la muerte mucho más. Un mejor centro hospitalario en el caso de enfermarnos pero con el peligro certero de un mal final.

Creo que esta pandemia es una grave advertencia contra la soberbia humana y el no considerar al otro, a mi semejante. La urbe nos puede llevar a querer pisar al otro simplemente porque nos saca el espacio, no nos deja sentirnos únicos. Pero es un grave error.

Cuidémonos es lo único que nos queda. Para los más jóvenes que se sienten invencibles, indestructibles, al margen de esta pesadilla, es también una prueba para cuidar a sus mayores, sus progenitores, sus abuelos. Porque si salen por ahí con total desparpajo, y no respetan las normas impuestas por los gobiernos pueden estar infectando a cualquier mayor como sus padres.

Esto es una súplica. Por favor tomen conciencia. Tomemos conciencia como sociedad global. Los mares y ríos están agradecidos de nuestro cautiverio. Así como muchos animales que son depredados. Viven ahora libres y felices. Dejemos atrás esta imagen de seres humanos patéticos que arrasan con todo a su paso, en la búsqueda estúpida e injustificada de querer tener más a costa de dañar lo más preciado que tenemos, que es nuestro planeta.

Este virus será vencido tarde o temprano, pero si no aprendemos volveremos a caer en algo peor. Y quizás sin más margen. Aprendamos!